La pieza es un alto relieve. Se trata de una cabeza barbada sobre la cual descansaba una corona metálica, a juzgar por las huellas redondas que se aprecian en su parte superior. La cuidadosa terminación de la base del cuello indica claramente que la pieza es una concepción independiente, y no restos de otra. Es notable la técnica utilizada en el calado de los rizos del cabello. El culto de Serapis, divinidad asociada al culto del Osiris egipcio y reconocida entre griegos y egipcios, tuvo gran influencia entre los egipcios de época romana hasta bien entrado el siglo IV n.e.